jueves, 16 de agosto de 2012

Testimonio

  Tras publicar Cómo dar un discurso en la Iglesia y Recursos para preparar un discurso, es el turno del testimonio.

  Un testimonio es algo que se puede recibir y también dar, por lo que uno puede ser recibidor y también dador de un testimonio, y en ambos casos debe estar presente el tercer miembro de la Trinidad, ya que:
  • Obtenemos un testimonio cuando recibimos conocimiento y confirmación espiritual mediante el Espíritu Santo (véase Testimonio en la GEE), y
  • Al testificar, damos testimonio por el poder del Espíritu Santo (véase Testificar en la GEE).

  Enfocaré las siguientes líneas en la parte dadivosa, la de testificar, y las centraré en recordar lo que se nos ha enseñado sobre lo que SÍ y lo que NO debemos hacer al compartir nuestro testimonio en la Reunión Sacramental.

Del Manual 2: Administración de la Iglesia,
  Los miembros deben expresar testimonios sinceros y relatar experiencias que fomenten la fe.
  En la reunión de ayuno y testimonios, los miembros deben ser breves en sus testimonios a fin de que más personas tengan la oportunidad de participar.
  Tal vez sea mejor que los niños pequeños aprendan a compartir sus testimonios en entornos tales como la noche de hogar o cuando den discursos en la Primaria hasta que tengan la edad suficiente para hacerlo en una reunión de ayuno y testimonios sin la ayuda de un padre, de un hermano o de otra persona.

Testimonio: El dar tu testimonio
  En las reuniones de ayuno y testimonio... recuerda que no tienes que dar un discurso largo e impresionante; será más contundente si lo expresas como una convicción breve y sincera acerca del Salvador, de Sus enseñanzas y de la Restauración. En tus oraciones, pide guía, y el Espíritu te ayudará a saber cómo expresar los sentimientos que albergas en tu corazón. Hallarás gran gozo al ayudar a otras personas a disfrutar de la esperanza y la certeza que el Señor te ha dado.

  Y, para finalizar, algunas enseñanzas de los profetas de los últimos días en cuanto a lo que SÍ y lo que NO es un testimonio.

Del discurso Testimonio puro, pronunciado por M. Russell Ballard,
del Quórum de los Doce Apóstoles, en la Conferencia General de abril de 2004:
  Un testimonio es un testigo o una confirmación de la verdad eterna grabado en el corazón y en el alma de las personas mediante el Espíritu Santo, cuyo ministerio principal es testificar de la verdad.
. . .
  La experiencia que he tenido por toda la Iglesia me lleva a preocuparme de que demasiados testimonios de nuestros miembros se basan en decir “Estoy agradecido” y “Amo a”, y que muy pocos son capaces de decir con humilde pero sincera claridad: “Yo sé”. Como resultado de ello, nuestras reuniones a veces carecen del fundamento espiritual rico en testimonio que conmueve el alma y que surte un impacto significativo y positivo en la vida de las personas que los escuchen.
  Nuestras reuniones de testimonio se deben centrar más en el Salvador, en las doctrinas del Evangelio, en las bendiciones de la Restauración y en las enseñanzas de las Escrituras. Debemos reemplazar los relatos, los itinerarios de viajes y los sermones con testimonios puros. Aquellas personas a quienes se les encomiende hablar y enseñar en nuestras reuniones deben hacerlo con poder doctrinal que se pueda tanto escuchar como sentir, y que eleve el espíritu y edifique a nuestros miembros.

. . .
  Repito, tengan presente que nos referimos al compartir un verdadero testimonio, no simplemente a hablar de las cosas por las que estamos agradecidos. Si bien siempre es bueno expresar amor y gratitud, esas expresiones no constituyen la clase de testimonio que encenderá la llama de la creencia en los demás… La clara declaración de la verdad influye en las personas; eso es lo que cambia corazones; eso es lo que el Espíritu Santo puede confirmar en el corazón de los hijos de Dios.
  Aunque, como miembros de la Iglesia, podemos tener testimonio de muchas cosas, hay verdades básicas que debemos enseñarnos constantemente unos a otros y compartirlas con aquellos que no son de nuestra fe: testificar que Dios es nuestro Padre y que Jesús es el Cristo; que el plan de salvación se centra en la expiación del Salvador; que José Smith restauró la plenitud del Evangelio eterno de Jesucristo y que el Libro de Mormón es evidencia de que nuestro testimonio es verdadero.

Del discurso El poder de un testimonio personal, pronunciado por Dieter F. Uchtdorf,
entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles
y actualmente también Segundo Consejero de la Primera Presidencia,
en la Conferencia General de octubre de 2006:
  Nuestros motivos y pensamientos son los que, al final, repercuten en nuestras acciones. El testimonio de la veracidad del Evangelio restaurado de Jesucristo es la fuerza motivadora más poderosa de nuestra vida.
. . .
  Cuando hablamos del testimonio, nos referimos a sentimientos del corazón y de la mente, en lugar de una acumulación de hechos lógicos y estériles. Es un don del Espíritu, una atestación del Espíritu Santo que indica que ciertos conceptos son verdaderos.

Del discurso Testimonio, pronunciado por Dallin H. Oaks,
del Quórum de los Doce Apóstoles, en la Conferencia General de abril de 2008:
  Un testimonio del Evangelio es un testigo personal que el Espíritu Santo atestigua a nuestra alma que ciertos hechos de importancia eterna son verdaderos y que sabemos que lo son. Entre esos hechos se incluye la naturaleza de la Trinidad y nuestra relación con sus tres integrantes, la eficacia de la Expiación y la realidad de la Restauración.
  Un testimonio del Evangelio no es un itinerario de viajes, ni un historial médico, ni es una expresión de amor hacia los miembros de la familia; no es un sermón. El presidente Kimball enseñó que en el momento en que comenzamos a sermonear, se acaba nuestro testimonio.

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